Euskadiko Orkestra reseñada en las páginas de ‘The New Yorker’
La publicación semanal neoyorquina, una de las más importantes de su género a nivel mundial, ha dedicado una mención especial a Euskadiko Orkestra y a sus dos recientes grabaciones, ‘Ravel’ y ‘Americascapes’, dirigidas por Robert Treviño bajo el sello Ondine.
Detrás de esta portada de The New Yorker que se publica el lunes 31 está nuestra orquesta reseñada por uno de los más reputados y selectivos críticos musicales del momento en EE.UU., Alex Ross: “Euskadiko Orkestra, dirigida por el joven director texano Robert Treviño, no llamaba la atención de demasiada gente del panorama internacional de la música clásica hasta el año pasado. Dos grabaciones sorprendentemente excelentes con el sello Ondine [en referencia a Ravel y Americascapes] han elevado el perfil del conjunto”. Un adelanto de la crítica en el digital, se puede ver aquí (en los dos últimos párrafos del artículo).
La aparición de Euskadiko Orkestra en The New Yorker supone la máxima mención alcanzada hasta ahora por la orquesta. Las dos grabaciones dedicadas a Ravel y a un compendio de compositores americanos poco reconocidos, bajo el título Americascapes, han sido las razones por las que la orquesta está teniendo eco en muchos rincones del planeta. Una buena grabación y distribución internacional, realizadas bajo el sello discográfico Ondine, han permitido que publicaciones de referencia como The New Yorker se hayan hecho eco de este trabajo.
Hace solo unos semanas nos hacíamos eco de nuestro reconocimiento como la ‘orquesta del mes’ en la también prestigiosa revista Gramophone y de más menciones recibidas en otras publicaciones.
Traducción de la reseña completa
“Euskadiko Orkestra, con sede en San Sebastián (España) y dirigida por el joven director texano Robert Treviño, no llamaba la atención de demasiada gente del panorama internacional de la música clásica hasta el año pasado. Sin embargo, dos grabaciones sorprendentemente excelentes con el sello Ondine han elevado el perfil del conjunto. Uno de los discos está dedicado a las celebradas obras de Maurice Ravel, nacido a unos 30 kilómetros al este de San Sebastián, justo al otro lado de la frontera francesa. El otro explora el repertorio estadounidense, que, a pesar de ser poco conocido, merece la pena. Incluye partituras de Charles Martin Loeffler, Carl Ruggles, Howard Hanson y Henry Cowell.
Tomemos la agitada ejecución de La Valse de Ravel como ejemplo del resto. Estalla con detalles repletos de carácter: improvisaciones oscuras del clarinete bajo, fulminantes ritmos cruzados, descensos de portamento con aire kitsch, golpes de bombo feroces. A su vez, Treviño mantiene el ímpetu irresistible, absorbiendo todos los detalles en un crescendo general. La Valse se compuso al inicio de la Primera Guerra Mundial y los directores a menudo tienden a recrear una brutal avalancha hacia la catástrofe. Aunque Treviño no escatima en la interpretación del peligro, él y sus músicas/os se balancean hasta el final, bailando hacia la oscuridad.”Alex Ross, The New Yorker